Paz y
Presente
Punto de union en Chicago, Illinois |
Vivir el presente, no pensar
en el ayer ni preocuparse por el mañana, es credo de muchos y práctica de pocos
lo que ha dado como resultado frases o lugares comunes, temas filosóficos y la justificación de estilos
de vida. Sin interés en profundas reflexiones llegué a ese ahora y me olvide del qué pasará después. Me abandoné a esta experiencia
y practiqué esta filosofía.
Mi momento, ocurrió en la
Marcha por la Paz, en la zona sur de Chicago, habitada en su mayoría por población
negra o, afroamericana de acuerdo con los modismos del lenguaje, tendencias políticas
y niveles de susceptibilidad.
En compañía de una delegación que
sumaba diez personas familiarizadas con
estos movimientos masivos, llegamos a las afueras de la Parroquia Santa Sabina en
la zona sur de Chicago http://www.saintsabina.org/ abriéndonos paso entre una multitud de aproximadamente dos mil personas
reunidas en los alrededores del recinto principal, donde un 99.5 % de los presentes era de raza negra.
Chicago es una de las ciudades
de la Unión Americana donde la segregación
racial es evidente en cada uno de sus grupos étnicos por lo que no es común la convivencia
interracial y menos, entre la población nativa
blanca con habitantes negros. La
importancia del “momento presente”, en el
ahora ya pasado 15 de junio, se debe a que resulta casi imposible el encuentro
entre ambos grupos, la participación conjunta en una manifestación político-social,
de manera pacífica y por un mismo
objetivo, pues históricamente de darse este tipo de actos, la mayoría de ellos terminan
en confrontaciones violentas.
Así que empezaba a vivir mi momento, mi ahora. Me sobrepuse a la emoción de pensar que sería testigo de
la unidad momentánea de blancos y negros, negros y blancos en aras de la paz. Pese a estar acostumbrada a eventos
multitudinarios, éste era diferente, en mi propio territorio, bajo mi responsabilidad,
no precisamente por motivos profesionales, sino personales y por convicción propia; lo cual no excluía los prejuicios y temores
sociales adquiridos a través de vivencias
propias, influencias externas, así como de componentes pertenecientes al
engranaje del American way of life.
Es cierto que cuando se está presente,
en el momento, en el ahora, se vive. Mi sueño de unidad, fraternidad y libertad
lo inicie conmigo misma, me sumergí en
un mar de tonalidades obscuras con distintos matices y expresiones que brillaba
con luz propia reflejada en esa piel resistente gracias a los efectos destellantes del sol en su máximo esplendor.
Percibía como éramos observados
mientras nos adentrábamos a su territorio, a fin de acercarnos a la mesa de
registro y cerca del estrado principal, encontraba toda clase de miradas
curiosas, hostiles, sorpresivas, pocas muy pocas con simpatía. Sin embargo, sentía
que una sonrisa no planeada se dibujaba mis labios.
Era la primera vez que entraba
a un territorio en el que una sola casta –como en los tiempos antiguos- domina, en una ciudad donde los antecedentes
raciales son carta de presentación, dependiendo del historial o apariencia física, se establece el contacto. Descubrí
que mi sonrisa tenía algo que ver precisamente con mi apariencia, era la menos
perceptible, mi color café con leche me camouflage
entre los otros nueve, de ojos
azules, o verdes, pelo rubio, atuendo en pantalones cortos o faldas que delataban
ahora más que nunca, una blancura extrema entre un predominante color negro.
Camine con la misma actitud confidente y de “igualdad” que
portaban mis compañeros, me olvide de las noticias sobre el alto índice de
violencia y problemas sociales que aquejan a este sector de la población, cante
y baile al unisonó la música Góspel (¡lo mejor, que ritmo que voces!) . Me olvide
que al inicio del verano pasado ocurrieron los primeros 44 homicidios http://homicides.redeyechicago.com/, y me solidarice en la marcha por la paz contra la violencia y el crimen. Me
aferré al ahora.
Creí en el discurso del polémico
reverendo Michael L. Pfleger, http://en.wikipedia.org/wiki/Michael_Pfleger, exhortando
a los asistentes a “romper el silencio”, en las promesas del titular de la
Seguridad Publica en Chicago, en los poemas y bailes de la juventud
afroamericana y en los asistentes que convivíamos jubilosos, descubrí a los lejos a una joven de rasgos asiáticos abrazando
a un joven negro y a un fotógrafo rubio
intercambiando comentarios con otro de color obscuro. El contraste era evidente
pero en ese momento no existía, algunos me llamaban sister… viví mi sueño de igualdad y fraternidad, fue mi presente.
Las noticias al inicio de la
semana me volvieron al presente, ese emotivo momento era pasado, el ahora es
lo que cuenta y el futuro… es impredecible.
Fin de semana.
En las celebraciones del Día del Padre, 43 homicidios, entre ellos 7 muertos a
tiros y un apuñalado.
Elizabeth Quan Kiu Vazquez