Celebrando a los Combatientes
Es el preludio de Memorial Day, día de los ejércitos caídos
en las muchas batallas en que se ha
visto envuelto los Estados Unidos de Norteamérica.
Intento
dormir aprovechando el fin de semana largo, después de cansar mi “ejercitado” cuerpo en una carrera de siete
millas que inicio a las 6; 00 am., con temperatura de 73 grados Fahrenheit y un
sol más que radiante.
Estoy extenuada. La noche
anterior terminó a las 11:37 p.m., y comenzó con la aguerrida batalla, más
callada que de costumbre más aislada y reflexiva que en días habituales. Nadie
en el silencioso suburbio. No hay vehículos,
no hay transeúntes encaminándose a la parada del tren…nadie.
Dejo en libertad mi cabeza y todo lo que ella contenga.
Mi cuerpo no se resiste pese a las mínimas horas de
descanso, a una húmeda y calurosa
temperatura. Al empezar me consuela pensar en la segunda parte de relajación para
mi entero ser: regresar a la cama.
No he aprendido a no tener altas expectativas, ni he
entendido que no todo resulta como lo quiere uno por más que me esfuerzo en
practicar esta filosofía.
El calor al mediodía es de más de 80 grados, solo
quiero dormir. Sin embargo el periódico del domingo resulta atractivo, así también
respondo al llamado de uno de mis “juguetes” electrónicos, mi I Pad. El tiempo transcurre y mi I pad se ha convertido en mi compañera
de sueño después de haber cumplido con su labor.
Planeo dormir
por lo menos dos horas.
Es un fin de semana largo gracias a la Conmemoración,
me regocija el pensar que nada interrumpirá el plan porque no vendrá familia,
ni amigos a reunirse en mi jardín para cocinar una parrillada, beber y
platicar. Este día es solo para mí, desde la pasada tarde del viernes he
vagado, socializado. Hoy, es solo mío.
Dormito por 15 minutos en el silencioso suburbio calificado
por la gente de la ciudad, como la típica
área aislada donde la gente que se quiere apartar del bullicio de Chicago,
reside, sin embargo hoy no es así, me despierta la algarabía de
los vecinos quienes no coinciden con mi propia adaptación o adopción?, hacia esta celebración.
Es Memorial Day,
se abren las puertas del vecindario y todo lo que hay
adentro de cada casa hasta atravesar sus jardines para continuar con el
tradicional festejo, donde los niños celebran en las albercas el soleado día, anuncio
y presagio del inicio de las altas temperaturas y fin de un prolongado encierro
invernal, mientras que los adultos departen entre humo de asadores, hot dogs y hamburguesas.
Mis
expectativas sobre este día de los caídos ha fracasado y yo con ellos. Retomo mi
periódico y cambio la estrategia para integrarme a la celebración hasta donde mi cuerpo lo permita.
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